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sábado, junio 23, 2012

Elmer Huerta ‘Hacer radio y televisión es como yoga para mí’

— ¿Qué le parece La Paz?

— Me gusta La Paz, me encanta. La gente es muy amable y el clima es lindo, el mediodía caliente y las noches tibias, me hace recordar a mi tierra en Perú. La comida: la llajua, el ají de lengua y el fricasé me encantan, y la marraqueta... yo salgo a la calle y me la compro. Yo viviría encantado en La Paz.

— ¿Cómo llegó al público boliviano?

— Fue en 1997. En Washington, EEUU, había un espacio, Viva mi patria Bolivia, que salía por la radio donde yo tenía mi programa. Dos bolivianos lo conducían, Henry Llanos y Carmen Osorio, y recuerdo que me pidieron que sea parte del enlace que tenían con Panamericana en Bolivia mediante noticias de salud. Así comencé a salir acá y me contactó Daniel Sánchez, que me pidió las cápsulas de Cuidando tu salud para emitirlas, eso fue en 2001. Luego yo le propuse hacer un programa de una hora y así comencé en 2003 con ese espacio y por él le agradezco a Miguel Dueri y a Daniel, de Panamericana.

— ¿Cómo explica su éxito?

— Creo que el secreto mío está en que no uso palabras científicas. Yo atendía a muchísima gente pobre en Lima y cuando yo les hablaba, me daba cuenta que tenía que bajar hasta el lenguaje de ellos y ya me acostumbré, y cuando hablo en la radio o la televisión, es como para un niño que está en primaria. Yo prefiero agarrar más gente así, que hablar fino y llegar a pocos.

— Con relación a esto, ¿qué debe hacer un paciente si le teme a su médico?

— El paciente es un aliado del doctor y debe estar bien informado y educado. Si el doctor no le contesta, cambie de doctor.

— ¿Siempre quiso dedicarse a la Medicina?

— Sí, mi tío era médico y me llevaba desde los seis años a hacer rondas, a las autopsias, y yo feliz. Terminé la secundaria y me metí a estudiar Medicina.

— ¿Cómo se hizo oncólogo?

— Tras graduarme de Medicina, otro tío médico falleció de cáncer, vi cómo sufrió y por ello me interesé en la oncología. Durante cinco años me entrené para dar tratamiento, luego me di cuenta de que los cánceres son tratables. Después percibí que la gente sabía resultados de partidos de fútbol y sobre espectáculos gracias a los medios, y así dejé lo del tratamiento y me fui a Estados Unidos para especializarme en prevención, creé mi modelo y usé los medios informando, y creé mi clínica de prevención, donde va la gente “aparentemente sana”.

— La gente va a hacerse mantenimiento...

— Exacto, es eso mismo; van a hacerse chequear. Yo tengo pacientes bolivianos y me piden que abra preventorios acá.

— ¿Lo va a hacer?

— Quiero, sólo se necesita de voluntad política y un poco de dinerito. En EEUU lo que hago en los medios es vender mi producto que es: vaya a ver al doctor antes de enfermarse. Así, la gente va al preventorio y acá se puede hacer lo mismo. Yo lo haría para un ministerio u organización porque no me interesa lucrar con la salud, no me interesa hacerlo de manera privada.

— ¿Por qué la gente tiene miedo de ir al doctor?

— Por el temor que se tiene a la mala noticia. Entonces, como el avestruz, esconde la cabeza y no se da cuenta de que deja la tremenda cola al aire y esa es la enfermedad. Por eso usamos la televisión y la radio para que la gente sepa que encontrando una enfermedad, incluso tan grave como el cáncer, puede curarse.

— ¿Todo es tratable?

— Sí, de pronto no todo es curable, pero sí tratable. El cáncer de útero, de piel, de próstata son curables si se detectan a tiempo y no vuelven más.

— ¿El cáncer es la peor enfermedad?

— Se le tiene un pavor muy grande, pero no es la peor enfermedad. La peor es la del corazón, por la presión alta, el colesterol y la obesidad. Más gente muere por males al corazón que por cáncer. Si la gente le tiene miedo al cáncer es porque lo hallan avanzado y empieza el vía crucis que termina afectando al enfermo y a la familia. Pero si la gente cambiara su chip y se fuera para el lado de la prevención, todo cambiaría. En EEUU las jovencitas me dicen que no hacerse papanicolau es como no bañarse, porque gracias a este examen se previene y se puede curar el cáncer de cuello uterino.

— ¿Qué pasa cuando no hay dinero para ir al médico?

— Esa gente no se da cuenta que es peor cuando no va al médico, que después es más caro. Prefieren comprarse cosas que no necesitan y esa platita puede usarse para un chequeo médico. Todo es cuestión de prioridades.

— ¿Usted sigue al pie de la letra su consejo de prevenir?

— Sí, primero como poco y sano. Hago ejercicios, ya me hice chequeo de colonoscopia, del corazón, sangre y todo lo que se pueda hacer. Pero si una enfermedad que no se puede detectar me cae, ya no puedo hacer nada y ya depende de Dios.

— ¿Cómo hace para no involucrarse y que los problemas de sus pacientes no le afecten?

— Es la experiencia. Yo escucho, tengo simpatía, desarrollo confianza, valoro el problema, pero no me envuelvo porque ya no podría ayudar y me volvería parte del problema.

— ¿Qué opina del estrés?

— Escribí un libro al respecto, aún no tiene título, pero la idea es cómo llegar a viejo lo más joven posible y uno de los capítulos es sobre el estrés. Sin él no podemos avanzar, es el peligro y la adrenalina. No es malo, pero cuando esa hormona que lo provoca comienza a intoxicarnos, ahí nos enfermamos. Debemos controlarlo.

— ¿Usted cómo se desestresa?

— Con el fútbol. A mi hija de 14 años le gusta y vamos con ella. Claro, también pasar tiempo con la familia, leer, y mi válvula de escape es hacer radio y televisión, es como yoga para mí. El día que se convierta en un trabajo, los voy a dejar.

— Si no hubiera sido doctor, ¿qué sería?

— Futbolista o periodista (sonríe).

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